Trabajaremos con edificios híbridos cuyo programa principal es residencial.

Para hacer frente a las nuevas formas de vivienda debemos dejar fuera una buena parte de los conocimientos estereotipados de las últimas producciones derivadas de la burbuja inmobiliaria. Debemos diseñar imaginativamente, mirar de lado lo que sucede en el mundo y recuperar selectivamente las experiencias pasadas, tanto formal como social y técnicamente. Hay que estudiar propuestas que rompan con la limitada variedad tipológica existente, tanto en lo público como en lo privado; buscar formas más adaptadas a la vida nómada, global, provisional y urbana de la época actual.

Proponer edificios híbridos con servicios compartidos favorece tanto la vida comunitaria como la individual en conjuntos tipo condominio, en la línea de las cooperativas suizas recientes. Tenemos que presentar tanto la posibilidad de rehabilitar viviendas obsoletas a partir de correcciones tipológicas como la posibilidad de habitar nuevos espacios, no sólo las parcelas urbanas habitacionales. Así el espacio industrial, almacenes, oficinas. . . se convierten en oportunidades y retos. Y finalmente tenemos que enfrentarnos a todo esto, desde la perfección (dar al usuario la capacidad de intervención en el uso y evolución de la casa) hasta la variabilidad (combinar variedades tipológicas a partir de un modelo).