Estudiantes de la UPC trabajan para ser los primeros universitarios en lanzar un cohete al espacio exterior

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El equipo de Cosmic Research, casi al completo, con dos de sus cohetes

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El cohete 'Resnik' y detalle de sus componentes. De 2,4 metros de longitud, recibe el nombre de la astronauta judith Arlene Resnik, que murió durante la misión Challenger el año 1986

Un grupo de estudiantes de tres centros docentes de la UPC de Terrassa y Barcelona están realizando una serie de lanzamientos con aparatos construidos por ellos mismos con el objetivo de generar una tecnología propia que les permita convertirse en los primeros universitarios en lanzar un cohete que llegue al espacio exterior. El equipo, llamado Cosmic Research, prevé que el año 2022 podrán cruzar la barrera de los 200 km con un cohete propio.

20/11/2017

Cosmic Research es un equipo formado por 20 estudiantes de la Escuela Superior de Ingenierías Industrial, Aeroespacial y Audiovisual de Terrassa (ESEIAAT), la Escuela Técnica Superior de Telecomunicaciones de Barcelona (ETSETB) y al Facultad de Informática de Barcelona (FIB) que se han marcado un reto común y muy ambicioso: pasar a la historia por ser los primeros estudiantes universitarios que lancen al espacio exterior un cohete de fabricación propia. Para conseguirlo han apostado por construir un cohete de seis metros de longitud, equipado con tecnología electrónica de telemetría, con un motor capaz de desarrollar una velocidad supersónica (por encima de la velocidad del sonido) y que llegue a elevarse por encima de los 100 km (cruzando la llamada línea Karman).

Éxito de los ensayos con el ‘Resnik’
Para los ensayos previos del proyecto, el equipo ha construido cohetes más reducidos, que han bautizado con nombres de mujeres astronautas. Uno de estos es el aparato bautizado con el nombre de ‘Resnik’ en memoria de Judith Arlene Resnik, la mujer astronauta que murió en la misión Challenger del año 1986. Desde julio del año 2016, los estudiantes ya han realizado tres lanzamientos exitosos desde Alcolea de Cinca (Huesca) con este aparato, que tiene una longitud de 2,5 metros y que se elevó hasta los 2 km de altitud en solo dos minutos y a una velocidad de 0,8 Mach (cerca de 1.000 Km/h).

Estos ensayos se han hecho teniendo en cuenta las limitaciones de las restricciones aéreas, como explica Alberto Pulido, portavoz del equipo Cosmic Research: “de momento, no podemos volar más alto por razones de seguridad del espacio aéreo, aunque la tecnología que disponemos nos permitiría llegar mucho más lejos”. Este cohete inicial, con el que los estudiantes están realizando los primeros ensayos, está fabricado con fibra de carbono y lleva un motor de aleación aeroespacial de aluminio. Además, el ‘Resnik’ incorpora un sistema electrónico y telemetría de doble banda que permite recibir y enviar datos y señales a una estación de control. De momento, el combustible que utiliza el cohete es sólido, aunque, en este sentido, Alberto Pulido especifica que “uno de los retos más importantes es encontrar los recursos para obtener combustible más eficiente posible”.  

Construyendo el ‘Bondar’, el nuevo prototipo
En estos momentos los integrantes de Cosmic Research ya trabajan el diseño y construcción del cohete que les servirá para realizar el último ensayo antes de realizar el lanzamiento definitivo de aquí cinco años. Este cohete se llamará ‘Bondar’, en honor a la primera astronauta canadiense Roberta Bondar, que participó en la misión Discovery del año 1992. ‘Bondar’ tendrá una longitud de 3 metros, se lanzará durante el otoño del año 2018 y será una versión a escala del cohete definitivo que llegará al espacio. Este aparato integrará sistemas de telemetría más complejos y servirá para ensayar un nuevo combustible de fabricación propia, menos contaminante, hecho a base de amonio.

El equipo prevé que el coste del lanzamiento, previsto para el 2022, podría llegar a sobrepasar los 40.000 euros, de los cuales un 90% iría a parar al gasto del combustible. Por esto, los estudiantes buscan patrocinadores que les quieran ayudar y han abierto una campaña de micromecenazgo para recaudar fondos, accesible desde su web.   

Una parte de los componentes del cohete están construidos en el Fablab Terrassa, un espacio donde los estudiantes de la ESEIAAT pueden desarrollar prototipos de sus propios proyectos. Cosmic Research se enmarca dentro del programa INSPIRE de la ESEIAAT, que impulsa el aprendizaje de los estudiantes con proyectos reales bajo el concepto de aprendizaje activo o Learning by doing. Por estas características, el programa INSPIRE ha estado distinguido con la distinción Jaume Vicens Vives de la Generalitat de Catalunya i con el 19º Premio UPC a la Calidad de la Docencia Universitaria.

Además de esta ayuda, el equipo Cosmic Research cuenta hasta ahora con el patrocinio de las empresas TeXtreme, Albedo, Freixenet, Irideon y Ansys, así como del Ayuntamiento de Terrassa.

Una doble misión: compartir el conocimiento
Los estudiantes de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) tienen claro que su misión tiene otra parte muy importante: compartir el conocimiento que se genere en esta aventura espacial mediante una wiki, accesible desde su web, que alimentan con la información que se genera en cada paso del proyecto.

Asimismo, con este proyecto quieren incentivar el interés por la carrera espacial que, según el estudiante Albert Pulido, “ha decaído y la opinión pública ya no valora todo lo que supone para la ciencia y el progreso de la humanidad la conquista del espacio”. Por esto, un segundo objetivo del proyecto es “revitalizar el interés de la sociedad por el espacio y contribuir a comprender mejor el universo”, afirma Pulido. La exploración espacial “plantea retos tecnológicos extremos que catalizan el progreso científico como ninguna otra actividad humana”, explica el estudiante. Además, “proporciona avances que se traducen posteriormente en beneficios sociales, que van desde las comunicaciones para satélites hasta las técnicas de detección de cáncer”, añade.

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