Las 'apps' podrían detectar, como máximo, un 10% de los contagios de COVID-19, según un estudio del grupo BIOCOM-SC de la UPC

Un equipo multidisciplinar
El equipo de investigadores está formado por Daniel López-Codina, Sergio Alonso, David Conesa y Enrique Álvarez del grupo de investigación en Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la UPC; junto con Martí Català y Pere-Joan Cardona, del Centro de Medicina Comparativa y Bioimagen del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (CMCiB-IGTP), bajo la coordinación de Clara Prats (BIOCOM-SC / CMCiB-IGTP).

Un estudio elaborado por el grupo de investigación en Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la UPC indica que las aplicaciones que utilizan la tecnología Bluetooth detectarían un máximo del 10% de los contagios. El estudio apunta que las aplicaciones podrían ayudar a detectar algunos casos pero en ningún caso serían la herramienta principal para combatir el virus. Según el equipo de investigación, los servicios de atención primaria y de salud pública serían los más indicados para averiguar, mediante entrevistas directas a los pacientes, los contactos potencialmente infectados que ha tenido una persona tras dar positivo en COVID-19.

16/07/2020

En las últimas semanas, muchos países están utilizando aplicaciones para hacer un estudio de contactos virtual. El porcentaje de uso de estas aplicaciones es diferente en cada país: desde un 15% en Alemania hasta casi un 40% en Islandia, un país pequeño y altamente tecnológico. En Francia, en cambio, ha sido menor: pocas personas han confiado en la aplicación y menos del 4% de los franceses se la han descargado en sus teléfonos.

Por un lado, y según Sergio Alonso, investigador del grupo de investigación en Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la Universitat Politècnica de Catalunya · BarcelonaTech (UPC) y coordinador de la investigación realizada para elaborar el informe, "la implantación en España de los teléfonos inteligentes o smartphones es actualmente del 75%. Esto significa que 1 de cada 4 personas no lleva un teléfono con conexión a Internet. Los niños y los ancianos son un porcentaje importante de personas que habitualmente no tienen teléfonos inteligentes y que, desgraciadamente, también sufren la pandemia".

Por otro lado, no todo el mundo que tiene un smartphone está dispuesto a descargarse la aplicación. El porcentaje de descarga y uso de las aplicaciones más populares de las redes sociales llega al 80% de los usuarios de teléfonos inteligentes. Mucha gente es reticente a dar acceso a su teléfono. Además, muchas personas llevan el Bluetooth y el localizador GPS desconectados. No hay valores seguros sobre este porcentaje, afirma Alonso: "Una encuesta realizada en Alemania apuntaba que aproximadamente un 50% de la ciudadanía no se instalaría una aplicación para el seguimiento de la COVID-19 por estas razones."

El estudio indica que, en el escenario más favorable (suponiendo que la mitad de la población con smartphone se instalara la aplicación), la app podría llegar a estar instalada  y en funcionamiento en un 35% de la población. La condición mínima para poder detectar un contagio es que las dos personas tengan instalada la aplicación: eso significaría que aproximadamente en un 12% de la población (el resultado de multiplicar 35% por 35%) se podrían detectar posibles contagios mediante la aplicación, en el mejor de los escenarios posibles (en que la app funcionara perfectamente y detectara todas las posibles fuentes de contagio).

Esta cifra está lejos de la inmunidad de grupo, que se basaría en detectar y aislar un 66% de los contactos de la persona contagiada. Según los cálculos realizados en el estudio, un efecto equivalente a la inmunidad de grupo se podría conseguir si el 80% de la población utilizara la aplicación y se pusiera inmediatamente en cuarentena una vez identificado que un contacto haya dado positivo en COVID- 19. Pero la posible utilización de este tipo de apps está muy lejos de estos valores y, por lo tanto, su uso no serviría, por sí sola, para detener la propagación del virus.

 

Consideremos una población de 80 personas. Hay un infectado, ha tenido un contacto cercano durante 15 minutos con otra persona. ¿Cuál es la probabilidad de detectar el contacto con la app? 30 sobre 80 es la probabilidad de que la persona infectada tenga un smartphone y la app activada, 29 sobre 80 es la probabilidad de que la persona con la que ha estado en contacto también tenga un smartphone y la app activada. Por lo tanto, 30/80 x 29/80 x 100 = 13.5 %. Si la app funciona perfectamente, podremos detectar el contacto sólo en un 13.5% de los casos.

Un gran porcentaje de los contactos no se detectaría
Desafortunadamente, las aplicaciones no detectan un 100% de los contagios entre usuarios: se basan en algoritmos que detectan contactos entre usuarios de la aplicación a menos de 2 metros y durante más de 15 minutos, u opciones similares. Es una condición que puede dar muchos posibles casos y, al mismo tiempo, dejar otros sin detectar. Tal y como explica Enric Alvarez, coautor del análisis, "la propagación del virus se da principalmente en lugares cerrados con poca ventilación (las gotas en el aire no se evacuan) o con aires acondicionados que no funcionan correctamente (las gotas se redistribuyen constantemente). Por ejemplo, es más peligroso estar a cinco metros de un infectado de COVID-19 en un bar poco ventilado que estar a un metro en un cine. No se ha detectado ningún ejemplo de contagio masivo en cines ni en teatros y, en cambio, muchos en interiores de bares y fiestas. Estos ambientes cerrados dan lugar a muchos casos de infección, incluso estando relativamente lejos unos de otros".

El estudio estima que un 70% de los contactos relevantes son casos cercanos y detectables por las aplicaciones, mientras que el otro 30% no sería detectable por estas apps, pero sí que podrían aparecer, en cambio, en un estudio más típico de contactos (mediante entrevistas directas a los pacientes). Así, si se parte de este escenario en el que sólo dos terceras partes de los contagios son detectables por una aplicación, junto con el poco uso estimado de las aplicaciones, el estudio concluye que sólo llegarían a detectar, como máximo, un 5-10% de todos los posibles contagios.

En el escenario más optimista –en el que el porcentaje de personas que se ha descargado la aplicación superara el 50%, y no el 35% considerado anteriormente, o en los que el porcentaje de casos no detectables por proximidad física fuera menor del 30% , el porcentaje de detección de la app podría llegar a un 15-20%. Pero, del mismo modo, un escenario menos favorable y más realista de instalación de la app (menor del 50%) volvería a llevar a valores de detección alrededor del 1-5%.

"Estas cifras podrían aumentar si las apps pudieran detectar situaciones propicias a los contagios –por ejemplo, si pudieran detectar que el usuario está en un ambiente cerrado o mal ventilado. Pero eso, hoy por hoy, es complicado de resolver con la tecnología actual. A toda esta casuística se debería sumar los problemas de privacidad que deberían resolverse a la hora de utilizar datos personales ", explica Alonso.

Según el equipo de investigación, las apps podrían ayudar a detectar algunos casos pero en ningún caso pueden ser la herramienta principal para combatir la propagación del virus. Los servicios de atención primaria y de salud pública son los más indicados, mediante entrevistas directas a los pacientes, para averiguar los contactos peligrosos que ha tenido una persona tras dar positivo en una prueba PCR. Como apunta Daniel López-Codina, coautor del estudio, "es prioritario incrementar los recursos humanos en atención primaria y los servicios de salud pública, ya que las apps no los pueden sustituir en ningún caso".


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