Cuatro estudiantes de la UPC fabrican sillas de ruedas de bajo coste para niños y niñas de Tororo, en Uganda

De izquierda a derecha, Carlota Regalés, Patricia Ricci, Pau Sánchez y Armand Domínguez
+
Descargar

De izquierda a derecha, Carlota Regalés, Patricia Ricci, Pau Sánchez y Armand Domínguez

Silla de ruedas con niño
+
Descargar

Silla de ruedas con niño

Silla de ruedas montada
+
Descargar

Silla de ruedas montada

Montando la silla de ruedas
+
Descargar

Montando la silla de ruedas

Cuatro estudiantes de la UPC viajarán este mes de julio a la localidad africana de Tororo, en Uganda, para ayudar a mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, especialmente de los niños y niñas con discapacidad, con la fabricación de sillas de ruedas de bajo coste.

04/07/2023

Los estudiantes Patricia Ricci y Armand Domínguez, de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de Vilanova i la Geltrú (EPSEVG), y Pau Sánchez y Carlota Regales, de la Escuela Superior de Ingenierías Industrial, Aeroespacial y Audiovisual de Terrassa (ESEIAAT), estudian el grado en Ingeniería de Diseño Industrial y Desarrollo del Producto. Con la ayuda del Centro de Cooperación para el Desarrollo (CCD) de la UPC llevarán el proyecto 'Do it yourself' a Tororo, en Uganda, para enseñar a construir sillas de ruedas de bajo coste, con tubos de PVC.

El proyecto nació en 2016 de la mano de Adrià Sallés y Bernat Villa, dos estudiantes que acababan de presentar el Trabajo de Fin de Grado para completar sus estudios de Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto. Diseñaron una silla de ruedas de bajo coste (70 euros), fabricada con material de ferretería, que podía montarse y desmontarse en 15 minutos gracias a un tutorial muy intuitivo y un manual de instrucciones. La bautizaron como 'Do it your self Wheelchair' y la hicieron en dos tamaños, la standard y la kids. Pesaba entre 15 kg y 20 kg, tenía una vida útil de entre 3 y 5 años, y contaba con un kit de herramientas y repuestos para su reparación.

Los objetivos que se plantearon Sallés y Villa a la hora de proyectar su silla de ruedas eran contribuir al desarrollo social de personas con discapacidad en los países en desarrollo, mejorar la movilidad para personas con pocos recursos y promover la utilización de recursos propios para la fabricación de la silla.

Un proyecto que cierra el círculo
Siete años después, Adrià Sallés, que ahora es profesor de la ESEIAAT, ha facilitado el diseño de su silla de ruedas a los cuatro estudiantes de la UPC, que el año pasado ya viajaron a Uganda para construir sillas de madera. Según explica Carlota Regalés, estudiante de ESEIAAT, “a partir del diseño de la silla que hicieron Adrià Sallés y Bernat Villa para ser fabricada en PVC, hemos hecho algunas adaptaciones y la hemos actualizado. Lo cierto es que el planteamiento es muy sencillo y facilita mucho su construcción, porque resulta mucho más económica. Si el pasado año los chicos y chicas de Tororo pudieron construir 53 sillas con madera, este año podemos superar esta cifra”, afirma Carlota.

En la estancia anterior de los estudiantes en Tororo, tal y como recuerda Pau Sánchez, de la ESEIAAT, “trabajamos conjuntamente con los alumnos sordo-mudos de la carpintería y construimos sillas para estar en el aula y para ir al baño. Llevamos herramientas, compramos madera local y les enseñamos cómo utilizar las herramientas, y la importancia de protegerse adecuadamente. Aprendieron mucho y, desde que nos marchamos, han seguido haciendo sillas ellos solos”.

Patricia, Armand, Pau y Carlota ya cuentan con experiencia en proyectos de cooperación y han comprobado en primera persona la situación que sufren los habitantes de Tororo. Según describe Armand Domínguez, de la EPSEVG, “la falta de higiene, de recursos sanitarios y el aislamiento rural de Tororo, así como la malaria y la pobreza, son algunos de los factores que favorecen la aparición de discapacidades. Muchos niños y niñas nacen con parálisis cerebral, espina bífida, epilepsia, hidrocefalia… y son muy necesarias las sillas de ruedas. De hecho, todavía hay muchas familias que se deshacen de sus hijos e hijas, ya que se convierten en una carga que no pueden soportar. Los hijos ayudan a la familia desde pequeños, en el campo, en las tiendas... Si no pueden moverse, son una carga y un gasto muy grandes".

Por su parte, Patricia Ricci, estudiante de la misma Escuela, hace referencia a las acciones de formación que llevarán a cabo con equipos informàticos que han hecho llegar a Tororo. “Son ordenadores de la red humanitaria Labdoo, que reconvierte ordenadores de segunda mano en dispositivos para la educación. Tienen instalado un software que no necesita WiFi, e incluye juegos para aprender matemáticas, geografía, inglés, geología, lógica, memoria, mecanografía… y muchísimas otras cosas. También dimos clases de informática a los profesores para que aprendieran a utilizar esta herramienta y a aplicarla a sus clases. Este año repetiremos, dedicando muchas más horas a enseñar tanto a profesorado como a alumnado”.

Más allá del proyecto, los cuatro estudiantes de la UPC se han implicado en las comunidades locales repartiendo compresas reutilizables y realizando sesiones de formación a las mujeres para normalizar la menstruación y transmitir la importancia de seguir una buena higiene.

Adrià Sallés, aquel estudiante de la ESEIAAT que ahora es profesor de esta escuela, y que creó una silla de ruedas pensando en las personas sin recursos, cree que con el proyecto solidario y de cooperación de estos cuatro estudiantes es como si el círculo se cerrara. "Cuando me contactaron me emocionó la posibilidad real de dar continuidad a lo que habíamos trabajado con tanta ilusión con mi compañero Bernat y ver que finalmente podremos cambiar la vida a muchas familias de Tororo", afirma. "Es como un regalo del destino", concluye Sallés.

Más información